Cuarentena: Los principales focos del “discurso de odio”



Por mi parte, no me he visto demasiado afectada por la cuarentena, debido a que soy una persona introvertida y que, por ende, no tiende a salir demasiado, aunque no carezco de amigos. En cuanto a aquellos que sí lo son o, que, simplemente les gusta salir, encuentro egoísta y nada solidario salir por salir. Dado que, no eres sólo tú el que tiene ganas de salir, sino millones de personas que por solidaridad y por miedo -no se puede negar- están acatando la cuarentena. En este sentido, me gustaría tratar tres temas en particular. Dado que, lamentablemente, no puedo abarcar más, o, de lo contrario, se me haría demasiado extensa y tediosa esta nota, que ya de por sí es larga. Éstos temas, aunque no posean demasiada correlación entre sí, no deben de quedar en el olvido. Uno de ellos es el rol de la policía y los que salen y dentro de este marco: las enfermedades o situaciones que exigen al paciente salir de su hogar. El otro es el tema de la violencia doméstica, en especial, la violencia de género. No porque no haya hombres que sufran violencia conyugal, sino porque las cifras son, considerablemente, más alarmantes. En el caso de las mujeres, éstas representan el 76% de las víctimas y las del sexo masculino el 24% restante. Representando la violencia de género; el 53% de los casos es conyugal y un 33% en el caso de la violencia filial.
La Policía: ¿Son realmente un método de represión por parte del Estado? ¿Acaso son todos iguales?
Hace algunas semanas, salimos a comprar, mi hermana y yo. Desconociendo, hasta ese momento, que sólo podían salir a comprar personas mayores de edad, y que debían salir de manera individual. Cuando estábamos a menos de dos metros de la despensa, nos detuvo la policía. Eran dos mujeres uniformadas las que salieron del auto y nos preguntaron a dónde íbamos y por qué íbamos de a dos. Nosotras les contestamos, señalando el lugar, que íbamos a comprar, y, con suma inocencia, le dijimos que íbamos de a dos “porque somos hermanas”. De modo que nos preguntaron nuestra edad, se la dijimos, sin ningún reparo. Una de ellas nos dijo que sólo los mayores de edad podían salir y, siempre y cuando saliera solo/a. Nos dijeron que por ser menores debíamos volver a nuestra casa. “O sino…” -dijo la de al lado. Bueno, creo que no hace falta que yo aclare a qué se refería la otra chica. Así que nos dispusimos a regresar a casa. Y ellas nos dejaron partir, sin ejercer ningún tipo de violencia hacia nuestra persona. Por ello me extraña, muchas veces, el rol exagerado que se le otorga a la policía, ésta imagen de la policía como un medio “represivo”, de “personas que creen que tienen autoridad ante los ciudadanos por el simple hecho de tener una placa”. Cuando en realidad, no todos son iguales.Los extremismos siempre han sido nefastos para las sociedades. Si bien existen policías que abusan de su poder hacia los ciudadanos y los tratan de manera injusta, también existen policías que sólo cumplen con su función. Conozco policías que son excelentes personas, sin embargo, que lo sean no significa que no cumplirán con su cargo: que no te cobraran una infracción o que no van a detenerte si la situación lo amerita. Los trabajadores públicos, como los policías, se enfrentan cada día al virus (esto también incluye: enfermeros, médicos, los trabajadores de los supermercados y quioscos y despensas, etc.) y también tienen familias.
Los que salen: Las dos caras de la moneda
Respecto a los que salen, creo que debemos analizar las “dos caras” del asunto. Es decir: no denunciar por denunciar a cualquier persona que merodee por el barrio sin razón aparente. Y es que, aunque no parezca, algunos si tienen sus razones. No todos vivimos bajos las mismas condiciones. Hay personas que viven en un entorno totalmente desagradable y/o que encuentran en las salidas una manera de resguardarse u olvidarse de aquello que forma parte de su día a día. Ya sea porque sufren algún tipo de violencia doméstica, (conyugal o parental) o por alguna otra razón. En la violencia es en la que quiero hacer hincapié, sobre todo en la violencia de género. Según Infocielo: “muere una mujer cada 26 horas víctima de la violencia de género: casi un homicidio de estas características por día”. Según la ONU, las medidas tomadas por el gobierno provocarán un incremento en la violencia de género. Aunque el gobierno habilite números y nos incite a denunciar los abusos; esto no implica que los casos de violencia de género vayan a “acabarse”. Según INDEC: “en cuanto a los tipos de violencia, predomina la violencia psicológica (86,0%), seguida de la física (56,3%)...” En cuanto a la violencia psicológica, no es siempre fácil de detectar, siquiera por las propias mujeres, muchas se sienten culpables por el hecho de que su cónyuge (o pariente cercano, por ejemplo, un padre o tío) las agreda y al no llegar esta a convertirse en violencia del tipo física, simplemente normalizan la situación.
También, debemos recordar que hay personas que sufren lesiones o enfermedades, -ya sean físicas o mentales- que los “obligan” a salir de sus hogares. Por ejemplo, las enfermedades que requieren de tratamiento en los hospitales, como el cáncer y las enfermedades que requieren diálisis diarias, entre otras. O, en el caso de las enfermedades mentales como la depresión; en las que el paciente necesita salir, simplemente para estar alejado de ese entorno en el que vive o no estar en una habitación encerrado con sus propios pensamientos negativos.
En conclusión, no es que me encuentre en desacuerdo con las medidas planteadas por el Estado para evitar la propagación de la Pandemia en nuestro país. Ni mucho menos busco señalarlo como el culpable de la violencia, puesto que, lamentablemente, esta siempre ha existido. Sino que, busco analizar dichas medidas desde otro punto, es decir: vincularlas con temas importantes y con mis experiencias.También me parece importante recordar el hecho de que no todos vivimos bajo las mismas condiciones y no juzgar sin antes ponernos en el lugar del otro.

K.F

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