Cuidarnos entre todos
Eran las nueve y
media de la mañana. Yo salía hacer las
compras a un supermercado cercano a mi casa. La policía andaba dando vueltas
donde yo me encontraba. Un muchacho
policía se acercó, me paró y me preguntó qué es lo que estaba haciendo si tenía
que estar encerrada en mi hogar. Yo le
respondí que tenía permiso para circular y que sólo iba hacer las compras
porque mi mamá no se encontraba conmigo, se encontraba en Buenos Aires y no puede venir a hacerlas.
Me respondió con un tono que no era el adecuado y me dijo que alguien mayor que se
encontrara viviendo conmigo tenía que ir. Pero tengo a mi hermana enferma, no
puede salir.
Horrorizada y
asustada me quedé, no quería volver a salir a comprar, solo quería estar en
casa.
Después de siete días mi mamá por fin llegó a
casa. Primero entró, dejó sus valijas a un lado, se sacó las zapatillas, fue al
baño, se bañó y recién ahí nos dio un abrazo enorme que nos llenó el alma.
Preparamos un café y mantuvimos una charla de lo que a mí me había pasado con
el policía. También sobre lo que está sucediendo en el país y en las afueras
con el famoso coronavirus. Llegó un momento en el que escuchamos voces de niños
jugando en la calle. Nos preguntamos qué es lo que está pasando que no están
divirtiéndose dentro de sus casas. Se pueden enfermar, les puede pasar
cualquier cosa. Eso era lo que estábamos pensando.
Observamos muy atentas y mamá comentó que los
niños tendrían que estar seguros en sus hogares, entreteniéndose de otra
manera. Pero si los padres los dejan salir
y nos les dicen nada es que algo está pasando. Así que los llamó para que
reflexionen.
Me quedé pensando. Me
quedé comparando una y otra reacción sobre lo que me pasó con el policía:
el maltrato hacia a mi persona, el
confinamiento, la obediencia, la obligación y mi libertad de perdida. También
la reacción de mi familia frente a lo que pasó con esos niños/as: llamar a sus padres para que tomen un
poco de conciencia. Amor y cuidado: eso es lo más importante en este momento.
Cuidado atiende al respeto, al interés sobre lo que le pasa a las personas y
mucha atención, no maltrato y violencia.
Amelia
y sí, Amelia... 'cuidar' no es 'vigilar', ni 'controlar'
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