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Mi tortura - Joaquín Tamborini

  Primer día de cuarentena.  Me levanto temprano sabiendo que es viernes y voy a poder ver a mis amigos como todo fin de semana. Miro el grupo de WhatsApp de los amigos y veo que todos están poniendo que se detectó un nuevo caso de coronavirus en Argentina. Unos de los chicos pone que a partir de hoy no podemos vernos más hasta el fin de la cuarentena y es ahí donde pienso qué   va a ser de toda la vida cotidiana en estos días. Aburrido, sin saber qué   hacer, salgo al patio para hacer ejercicios. Pienso en mis familiares que algunos viven en edificios. Luego de un rato pienso y digo “qué privilegio de tener un patio para poder disfrutar y salir un poco”.  Al siguiente día me levanto y me pongo a tomar mates en la ventana. Veo que pasa la policía vigilando a las personas, veo que paran a un vecino que venía de comprar y se lo llevan detenido por circular sin permiso y   sin barbijo. Por un lado pienso que no sería lo apropiado de hacer, porque, capaz, esa persona no tiene los mismos pr

Mis días en cuarentena

  Yo vivo en Toay, un pueblo de La Pampa en el cual habitan 20.000 habitantes, no son muchos pero tampoco son pocos. La gente aquí es muy buena, se conocen todos con todos, pero este último tiempo ha venido mucha gente de otros lugares y ha crecido mucho.        Ahora ya estamos mucho más liberados que en mayo, por lo tanto la gente puede salir a trabajar ya, no como en aquellos meses donde comenzó la pandemia en donde no se podía salir ni a la esquina.      Cuando el virus llegó a Toay fue todo muy raro, porque pensábamos que nunca iba a llegar. Fue todo muy raro porque la gente empezó a atemorizarse y a estar intranquila por el hecho de que nadie daba el nombre de los contagiados. Igualmente nunca se supo, porque si se daba a luz no se sabía cómo iba a reaccionar la gente. Por las redes sociales corrió mucha mala información. Esto llevaba a que digan “fulanito tiene coronavirus, tengan cuidado”. Y resultó que ese fulanito nunca estuvo contagiado.      Tuve la desgracia de contagi

Mi cuarentena

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La cuarentena significó un cambio para todos. La vida, tal y como la conocemos, no volverá a ser la misma. Nosotros ya no seremos los mismos. Cuarentena obligatoria: nos pidieron, nos impusieron quedarnos a nuestras casas, no salir, de no ser necesario. Pero ¿Cuándo es necesario salir? ¿Qué es considerado necesario? Yo soy estudiante. En mi condición, no me es necesario salir de mi casa a no ser que vaya a hacer un mandado al negocio de la vuelta. Pero, al principio, incluso salir a comprar el pan podía derivar en pasar tres horas en la comisaría local. La realidad es que, más allá de que se está volviendo casi insoportable esta cuarentena, yo puedo hacerlo, yo puedo quedarme en casa, puedo hacer mis tareas y buscarme un pasatiempo. Pero… ¿Y el que no puede? En mi familia, no todos estamos encerrados. Quienes deben trabajar cuentan con un permiso que les permite circular. Pero la situación del resto no es igual a la mía. El muchacho que corta el pasto no puede salir a trabaj

Viendo más allá de La Pampa y de Toay

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Hace unas cuantas semanas, cuando se conoció el primer caso de infección de COVID-19 en La Pampa, fue realmente penoso ver el accionar de muchas personas. En Whats App, ya se había difundido el nombre de la persona, dónde vivía, suposiciones de cómo se había infectado, entre tantas otras cosas. En Facebook, se compartían imágenes y los comentarios daban mucha bronca: “que reciba un castigo”, “si por esta persona hay más contagiados acá, hay que cagarlo a palos”, “cuando pase todo esto va a cobrar”. Muy triste ver hasta dónde puede llegar una persona atacando a una víctima de este virus, realmente con estos actos muestran la hilacha y dejan mucho que desear como parte de la sociedad. Viendo más allá de La Pampa y de Toay, entré a pensar y me puse un rato en el lugar de “ellos”, en el lugar de cada persona que desgraciadamente terminó portando el virus. Entre tantos infectadxs, focalicé en los que habitan los barrios más vulnerables, y eso sí que me parte al medio. Me parte al medio

Un enemigo invisible, el aislamiento social y una nueva rutina

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En Diciembre del 2019 se conoció el primer caso de un nuevo coronavirus causante del “Covid-19”. Poco tiempo después este virus letal arrebató la vida de millones de personas. El virus no tardó en llegar a nuestro país y el 3 de Marzo se confirmó el primer caso de covid-19 en Argentina. La OMS el 11 de marzo del 2020 declaró una nueva pandemia mundial,   luego de que la enfermedad había llegado a más de 120 países. Rápidamente el Estado argentino tomó varias medidas. Una de esas medidas fue el aislamiento social y preventivo, que afectó de muchas maneras y ocasionó un cambio muy fuerte en la rutina diaria de cada uno de los argentinos. Personalmente mi rutina cambió por completo: mis días se hacen muy largos, el distanciamiento con mi familia muy doloroso. Al colegio no se asiste, por lo tanto los trabajos prácticos se hacen el doble de difícil. La tristeza de no poder ver a los que queremos se hace muy grande, pero no hay otra manera para combatir este “enemigo invisible”. Así

¿Cuarentena?

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Hoy, aunque no parezca, es un día normal. Antes de levantarme pienso, ¿será un día con tareas? Luego tomo mi celular y reviso qué tengo de nuevo, mensajes de WhatsApp, Instagram, no pueden faltar. Con pocas ganas me levanto, lavo mi cara y me quedo mirando al espejo por un instante y pienso ¿qué será de hoy? Aun así, bajo al comedor y lo primero que encuentro es la inigualable chocolatada preparada por mamá. ¿Habrá otra igual? No lo creo.      Pasadas las horas hago mis pocos quehaceres que toca cumplir y vuelvo a pensar, ¿qué estaría haciendo yo en la escuela?  Seguro que prestando mucha atención.    En fin, el comienzo de esta cuarentena afectó varias cosas de mi vida cotidiana, el quedarme dentro de casa por un tiempo indeterminado me hace pensar mucho últimamente. Absolutamente todo dio un gran giro, nunca pensé que un virus que se encontraba muy lejos de donde estamos llegaría a estar rondando por las calles de mi querido pueblo. Pero las cosas pasan, todo puede suceder y

“Tiempos de cuarentena”

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Es lunes 6 de abril de 2020, me despierto y lo primero que tomo es el celular y leo las noticias, como todos los días, para ver la cantidad de infectados, muertos, la caída del dólar, si el virus llegó a mi ciudad, etc. Hay una noticia de un infectado cerca de mi lugar y una foto del perfil de Facebook que incluye su nombre y apellido, en la misma una advertencia“tengan cuidado” y también números de teléfonos, para denunciar en caso de que alguien viole la cuarentena. No hay necesidad de tratar a lxs infectadxs como delincuentes o incluso al personal de salud que les aplauden y alaban, pero si se los encuentran personalmente caminando por la vereda la gente se cruza enfrente. Es impresionante cómo la psicosis de la gente cada vez va aumentando, tampoco se puede estornudar o toser tranquilo en la calle porque te miran con cara de “no te me acerques”. Desayuno y con mi papá nos preparamos para ir de compras, ya que necesitamos muchas cosas. Nosotros vivimos en un lugar alejado de la